Nicolás Albera
Este viernes se realizó una nueva jornada en el
juicio donde una pareja es acusada de homicidio calificado por el vínculo, ante
la muerte en 2020 de su hija de tan solo 43 días de vida.
Si bien el hecho ocurrió en la localidad de San
Marcos Sud (departamento Unión en Córdoba) y fue juzgado en 2022 en Bell Ville,
este proceso fue anulado por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y se vuelve
a desarrollar, ahora, en San Francisco con jurados populares.
Los acusados son Cristian Eric Quevedo (36) y Miriam
Vanesa Gómez (40), ambos padres de una hija de 7 años actualmente y de
Emilia, la beba fallecida. Lo que busca demostrar la fiscalía de la Cámara del
Crimen es que Quevedo tuvo una responsabilidad mayor a la adjudicada en el
primer juicio, donde fue condenado a 4 años y seis meses de prisión por
homicidio culposo (recuperó hace poco la libertad), pero además le endilga más
responsabilidades a Gómez, aunque menores. Cabe recordar que a la mujer -por
unanimidad- la absolvieron.
Este viernes pasaron al menos cuatro testigos
por la sala de los Tribunales de San Francisco, entre ellos Giselle Pereyra (38), quien mantuvo una
relación amorosa con Quevedo mientras este estaba en pareja con Gómez, y Raúl Quevedo (45), hermano del acusado.
Un padre con rasgos violentos
Ambos testigos dieron su versión de manera
virtual, ya que se encontraban en San Marcos Sud. En su declaratoria contaron
situaciones que mostraron en cierto punto el grado de violencia con el que
solía actuar Quevedo en distintas situaciones, muchas veces bajo el consumo de
droga.
Giselle Pereyra confirmó haber tenido una
relación amorosa con el acusado que databa de unos siete u ocho años atrás, la
cual duró algunos meses. Afirmó que en ese momento él estaba en relación con Miriam,
con quien tenía una hija, pero que veía algo “raro” en la pareja: “Ella me supo
mandar mensajes diciendo que él era libre, que haga la relación tranquila. Luego
tuvimos otra charla hablando de la relación de ella con él y la mía también”,
contó.

Sobre Quevedo expresó que era “bueno” pero que
tuvo una discusión fuerte en un momento donde él la zamarreó y le apretó el
brazo, luego que ella le reclamara por unos mensajes que le mandaba Miriam, en
momentos donde supuestamente estaban separados.
“Me decía que la relación no iba, que estaban
separados, pero que se iban a casar. No entendía el tema, yo estaba enamorada. Después
se casó, pero cada uno estaba en su casa y él se seguía viendo conmigo”, aportó
y agregó que mantuvo una charla con Miriam en algún momento donde le contó
sobre los problemas de adicción a la droga por parte de Quevedo.
Agregó que se alejó un tiempo, momentos en que
aparecieron pintadas con insultos hacia ella frente a su casa y en un muro de
la escuela donde iba uno de sus hijos: “En ese momento le pregunté si era él,
pero lo negó. Más tarde en el tiempo cuando volvimos a vernos me confirmó que
había sido él”, explicó.
La reacción “como si nada” frente a la muerte
de su hija
Luego llegó el momento de Raúl Quevedo, hermano
de Cristian, quien narró el momento en que lo vio después de conocida la muerte
de la bebé. “Le pregunté que había pasado con Emilia. Me dice de la autopsia,
que mi sobrina tenía hematomas en la cabeza. ‘La gordita era inquieta en la
cuna, se daba vuelta’, me dijo. En mi silencio no comenté nada. Yo soy padre y sé
que una bebé de esos días no se da vuelta en la cuna ni se golpea sola”.
Tras ello contó una charla que mantuvo con su
madre en esos momentos, quien le preguntó su opinión de lo que había pasado: “Le
dije que no me cerraba lo que me contaba Cristian, esto de que la bebé se gire
sola en la cama, que sea inquieta y se golpee contra una pared, ni que se
agarre de una baranda”.
En otras cosas, relató cómo vio a su hermano en
medio de este drama familiar: “Estaba siempre tranquilo, en el velorio y en el entierro.
Fumaba, no decía nada. Le pedimos que cuente, dijo de la autopsia, de un golpe
en la cabeza nada. Yo miraba la tranquilidad con la que hablaba, no le creía
nada. Me quebré cuando pasó la unidad de traslado con el cuerpo de la bebé para
la sala fúnebre. El día del sepelio llevó el cajoncito solo, relajado como si
llevara una de caja de cualquier cosa”.
Sobre la actitud de Miriam en el sepelio,
añadió: “Ella lloraba, golpeaba el mármol del nicho con su frente y gritaba ‘perdóname,
perdóname’”.
El testigo habló de cómo era la relación entre
su hermano y Gómez, la que definió como “tóxica” y aclaró que el casamiento entre
ellos le pareció una “falsa boda”. También reconoció que le encontró droga a
Cristian cuando compartían el cuarto en la casa paterna, específicamente
marihuana, y que éste supo tener reacciones fuertes hacia sus padres: “Por ahí
era tranquilo o por ahí se le saltaba la chaveta con cualquiera, le solía
gritar a mi padre y a mi madre cuando no tenía un buen día, era bravo de carácter”,
lo describió.
En el final recordó una discusión fuerte entre
la pareja imputada en la vereda y señaló que al salir para calmar las aguas,
Miriam se levantaba del piso limpiándose la ropa, como si se hubiese caído.
Primera acusación y juicio
El 14 de junio del 2021, la fiscalía que
investigó el caso en Bell Ville les atribuyó a Gómez y a Quevedo –quien a su
vez tienen otra hija de 7 años actualmente- haber sometido a la beba a malos
tratos con la evidente intención de causar su muerte, propinándole golpes
contra algún elemento duro y dado sacudidas con fuerza y movimientos violentos
de un lado a otro, lo que se conoce como “síndrome del bebé sacudido”. Todo eso
le causó lesiones internas y externas muy graves que derivaron en la muerte.
La acusación indicaba que uno de los dos había
consentido pasivamente lo que la persona que golpeaba hacía. En virtud de ello
debían responder como probables coautores responsables del delito de homicidio
calificado por el vínculo.
El juicio continuará la próxima semana, donde se leerán los alegatos y se dictará una nueva sentencia.