Nicolás Albera
“Emilia estaba destinada a morir”. Como una
lanza punzante en forma de frase comenzó su alegato introductorio la fiscal de
Cámara del Crimen de San Francisco, Consuelo
Aliaga. Frente a ella se encontraban los padres de una beba de 43 días de
vida que en noviembre de 2020 murió en su casa en la localidad de San Marcos
Sud, en el departamento Unión en la provincia de Córdoba. La autopsia determinó que tenía innumerables golpes, siendo el mortal
un traumatismo cráneo encefálico.
Cristian
Eric Quevedo (36) no corría la vista de la mesa que tenía
adelante. La mirada baja y sin ningún gesto fue su conducta mientras escuchaba
a la funcionaria judicial. Viene de recuperar la libertad hace unos meses,
luego de estar detenido poco más de cuatro años. La Cámara del Crimen de Bell
Ville lo encontró responsable de la muerte de su segunda hija, Emilia, en un
juicio desarrollado en diciembre de 2022, básicamente por ser un padre
“negligente” en su cuidado.
A dos abogados de por medio (defensores
públicos) sobre la misma mesa, Miriam
Vanesa Gómez (40), llora. Levanta la vista de a ratos, menea la cabeza y mueve
sus manos en busca de pañuelos descartables. Parece sufrir cada palabra que
escucha. La madre de Emilia resultó absuelta en el mismo juicio, pese a que
estuvo detenida previamente. Los jurados populares tomaron esa decisión de manera
unánime, tras escuchar a los testigos y analizar la prueba recolectada en la
etapa de instrucción.
Este miércoles los dos volvieron a sentarse en
el banquillo de los acusados como supuestos autores del delito de homicidio
calificado por el vínculo, luego de que el Tribunal Superior de Justicia (TSJ)
declarara la nulidad del juicio realizado en Bell Ville. Ahora son juzgados en
San Francisco, y también por jurados populares.
Lo que busca demostrar la fiscal de Cámara es
que Quevedo tuvo una responsabilidad mayor a la adjudicada en el juicio que
quedó nulo, pero además le endilga más responsabilidades a Gómez, aunque
menores.
El juicio se desarrollará hasta el viernes,
jornada en que se dictará una nueva sentencia.
Primera acusación y juicio
El 14 de junio del 2021, la fiscalía que
investigó el caso en Bell Ville les atribuyó a Gómez y a Quevedo –quien a su
vez tienen otra hija de 7 años actualmente- haber sometido a la beba a malos
tratos con la evidente intención de causar su muerte, propinándole golpes
contra algún elemento duro y dado sacudidas con fuerza y movimientos violentos
de un lado a otro, lo que se conoce como “síndrome del bebé sacudido”. Todo eso
le causó lesiones internas y externas muy graves que derivaron en la muerte.
La acusación indicaba que uno de los dos había
consentido pasivamente lo que la persona que golpeaba hacía. En virtud de ello debían
responder como probables coautores responsables del delito de homicidio
calificado por el vínculo.
Tras el juicio en Bell Ville, Quevedo fue
condenado por homicidio culposo, se lo trató de negligente en el cuidado y le
dieron 4 años y seis meses de cárcel. A Gómez la absolvieron -por unanimidad-
de culpa y cargo.
El caso fue a casación y el TSJ decidió anular
la sentencia y que el juicio vuelva a realizarse, aunque no trascendieron los
motivos públicamente. Esta vez en los tribunales de San Francisco.
Para la fiscal de Cámara de San Francisco fue
más que una negligencia
Una vez leída la acusación en la sala, la fiscal
Aliaga fue enfática al hablarle al jurado popular. Sostuvo que la pareja tuvo
una relación “conflictiva, contrariada y violenta” con separaciones y uniones cíclicas
“signadas por celos, desamor, engaños, dominación, maltrato y dependencia
emocional”.
No dudó al manifestar que Emilia “estaba
destinada a morir” porque sufrió menosprecio: “Su muerte no fue una mera
imprudencia”, resaltó.
Siguiendo con lo que consideró una relación de
pareja conflictiva, indicó que el primer embarazo de la mujer ocurrió por “presiones
familiares y sociales”. Agregó que Quevedo engañaba con otras mujeres a Gómez y
que hasta la golpeó estando embarazada.
“Se va a probar que Emilia murió de la
desatención y golpes de su padre, de una personalidad carente de empatía,
egocéntrico, con dificultad para adecuarse a las exigencias sociales, obligaciones
y responsabilidades de la vida. Una persona con control de los impulsos endeble”,
dijo.
Tras ello, manifestó: “La muerte fue
posibilitada por una madre con antecedentes de enfermedades mentales como
depresión, con tendencia a adoptar un comportamiento pasivo. Pero eso no quiere
decir que no comprendiera la criminalidad de los hechos. Su participación fue
menor, pero ella facilitó con su omisión que esto ocurra, siendo pasiva aun teniendo
el deber de garante por ser la madre”, aclaró y añadió que la situación se
enmarcó en un contexto de violencia doméstica y también de género.
El padre decidió declarar
Consultado sobre si tenía intenciones de
declarar, Quevedo respondió afirmativamente. Sin embargo, pidió hacerlo sin su
expareja presente en la sala, la que debió salir por unos minutos. Tampoco respondió
preguntas.
Hizo un relato de los hechos de los días
previos a la muerte de Emilia, buscando siempre ponerse también como víctima
dentro del contexto del homicidio. Señaló que hacía un esfuerzo en declarar
pese a que no se encontraba en condiciones, ya que salió hace poco de la cárcel
y hoy debe afrontar nuevamente el mismo proceso.
“Decido cooperar como lo hice la primera vez. Nunca
tuve intenciones de hacerle daño a mi hija”, expresó. También contó cuestiones
de negligencia propia en el cuidado admitiendo que su hija se le cayó y se
golpeó en al menos dos oportunidades estando él a cargo, lo que nunca admitió
frente a su esposa.
Por su parte, Gómez no declaró por lo que se
leyó en sala su declaración en la etapa de instrucción. Afirmó que no mató a su
hija y que nunca entendió cómo murió, ya que en el momento en que la niña fue
lesionada ella no se encontraba presente. Admitió que escuchaba los llantos y
cuando le preguntaba a su marido qué pasaba, este respondía con evasivas o
directamente no lo hacía.
Ambos son representados por defensores
públicos. En el caso de la mujer, lo hace Marcela
Beccaria, mientras que por el hombre ejerce la defensa Luciano Fino.
En el final de la primera jornada también
declaró una médica forense. La segunda audiencia será este jueves con la
participación de más testigos.