Nicolás Albera
Un alarmante aumento del 40% en los casos de
sífilis se registró en Argentina en jóvenes de entre 15 y 39 años, según el Ministerio
de Salud de la Nación. Esta situación requiere atención, ya que parece que la
preocupación por enfermedades de transmisión sexual ha disminuido desde los
años 90, cuando se registraron los primeros casos de VIH-SIDA.
Las estadísticas indican que la región centro
del país concentra más de 22.000 de los 36.000 casos reportados a nivel
nacional, con Córdoba a la cabeza. La provincia ha experimentado el mayor
crecimiento en casos de sífilis en los últimos tiempos.
La sífilis es una infección altamente
transmisible que a menudo presenta síntomas atenuados o incluso es
asintomática. La enfermedad provoca lesiones que son más complicadas de detectar
en mujeres, ya que se producen intravaginalmente.
Pero, ¿qué hay detrás de estos números? Para el
médico Rodolfo Buffa, referente en infectología y jefe de terapia intensiva, existen una serie de situaciones que no deben dejarse de lado y
que tienen que ver con fallos en la atención primaria de la salud, falta de
campañas preventivas y discursos que atentan contra, por ejemplo, las vacunas. Todo
eso forma un combo que termina detonando y se manifiesta en frías cifras que
ponen en alerta a la población.
- ¿Cómo
lee usted este aumento en los casos de sífilis que se vienen dando a nivel nacional
y donde Córdoba es una de las principales provincias con más infecciones de
este tipo?
- Este aumento de sífilis, como de las enfermedades
de transmisión sexual como los HIV, no es algo de ahora, sino que viene desde
hace un tiempo. Hemos empezado a ver casos
de sífilis congénita (ocurre cuando una madre infectada transmite la bacteria a
su bebé durante el embarazo o el parto) hace unos 10 años atrás, lo que fue
evolucionando en todo el país. Conjuntamente con eso se analiza el aumento de
la pobreza, las alteraciones en el acceso a los sistemas de salud, al acceso a
la atención primaria de salud. Hay que analizar también por qué aumentan las
enfermedades inmunoprevenibles, que se previenen con vacunas. Entonces hay
casos de sarampión, tétanos, tuberculosis, todo eso es por malas tasas de
vacunación y falta de control por parte del Estado.
- No
hay que quedarse solo en las cifras…
- Las cifras de casos son la punta del iceberg.
¿Pero por qué se llega a esto en una región donde se suponía que esto estaba
controlado o se habían logrado metas establecidas?
- ¿Tiene
la respuesta?
- Argentina es un país desestructurado en
Salud, como se ve en Economía, en Educación. Cada área tiene su espada de
Damocles y cuando se mueve un poco rompe y surgen cosas como estas. Una de las
cosas a tener en cuenta es que el sistema de salud debe ser accesible. Pero,
¿es fácil acceder en San Francisco al sistema de salud? No siempre porque en
algunos casos tenés una obra social que está cortada, en otros hay que pagar un
coseguro o accedés a un turno de acá a dos meses. Hay cuestiones que se
interponen en esta accesibilidad al sistema. Además no hay una coordinación en
el funcionamiento entre los sistemas público y privado.
- ¿Considera
además que faltan campañas preventivas?
- ¿Viste en algún momento, hablando de sífilis,
que haya en San Francisco una campaña por parte de autoridades que tienen a
cargo la atención primaria de salud? Nada se habla de esto. Claro que si la
gente está mal, le cuesta juntar el mango para comer, mucho le va a costar
entender que tiene que llevar a los chicos a vacunar o que tienen que tener
ciertos cuidados.
- Ahí
ya hay otro problema cuando aparecen voces que ponen en duda la
efectividad de las vacunas.
- Hace mucho tiempo la vacunación era considerada
obligatoria, hasta las escuelas vacunaban sin tanta pregunta. Era una
obligación de la salud pública. Hoy asistimos también a la existencia de grupos
poblacionales antivacunas o que dudan de las vacunas. Hasta profesionales
tienen ese pensamiento. No son muchos, pero están. En conclusión, cuando sumás
todo esto no es casualidad luego que el bicherío aproveche estos errores, esto
lo explica claramente la epidemiología. Es verdad que hay más casos, pero no está
fuera de contexto. También existe menos vacunación y hay que estar preparados
para que aumenten las enfermedades inmunoprevenibles como el sarampión que es
de transmisión por vía aérea.