Nicolás Albera
Damián
Bernarte cerró el año con dos buenas noticias: las
inauguraciones de las obras de puesta en valor y refuncionalización del Centro
Cívico y del Pasaje Cornaglia. Un 2025 al que calificó como “raro y complejo”,
según indicó en una entrevista con Up.
El intendente de San Francisco hizo
proyecciones para el 2026, aunque habló con cuidado porque entiende, al menos
hoy, no será un año fácil para la gestión. Asimismo, respondió a los
cuestionamientos opositores: “Siempre auguran un futuro nefasto, se ponen
babero, agarran el cuchillo y tenedor, pero ese momento no sucede”, dijo.
- ¿Cómo
califica el año 2025 en materia de gestión?
- Fue un año complejo, raro, pero donde pudimos
alcanzar casi algo más de tres cuartos de los proyectos concretos planteados.
Hemos podido mantenernos, la nueva realidad, el nuevo entorno económico general
provocó la baja de ingresos y nos hizo adecuar los gastos a esa nueva ecuación
reasignando lo planificado. Terminamos en este río revuelto muy bien desde lo
económico y financiero. Había que tomar medidas y lo hicimos.
- Pese
a ello pudo finalizarlo inaugurando dos obras en lugares emblemáticos de la ciudad
como la Plaza Cívica y el Pasaje Cornaglia.
- Nos enfocamos en la revalorización de lo que
es el eje fundacional de la ciudad, avanzando de acuerdo a lo planificado.
Claramente se ve cómo vamos materializando en lo concreto esta idea de
presentar una ciudad que pueda darle la mano a los tiempos que corren, desde su
tradición y valores fundacionales. El objetivo es lograr innovación, que San
Francisco evolucione porque estoy convencido que las ciudades se deben ir transformando
como lo hacen las personas, que 40 o 50 años de una misma foto o postal no es
muestra de mantenimiento sino de involución.
- ¿El
vecino acompaña esa idea? ¿Cree que tiene la misma sensación?
- Hay tres fases en lo que respecta a la obra
pública. La primera cuando se decide, se anuncia… existe ahí dentro del espíritu
del ser humano, y en nuestra ciudad está muy marcado, de tener una reacción refractaria
porque se modifica ese estatus quo. Es algo que nos altera. Entonces pensamos: “si
esto funcionó siempre así para qué vamos a cambiar”. Pasa en la vida, en lo
cotidiano y pasa cuando surgen transformaciones en la ciudad. La primera reacción
es de rechazo o de reserva. La segunda fase es el tramo de ejecución de las obras
donde el vecino al no verlo no lo tiene en claro, además de las molestias, trastornos
y desvíos de circulación que pueden haber por los trabajos. Ahí también existe
cierto enojo y rechazo. Después, la tercera fase es cuando la obra está
terminada, la gente la empieza a naturalizar, forma parte de lo cotidiano. Cuando
se ve la utilidad en general se valora de manera positiva. Son procesos que
pasamos en todas las obras y entendemos que es parte de la construcción de esta
nueva realidad.
- Se
cuestionan las “obras faraónicas” porque existen otras prioridades. ¿Qué opina?
- Muchas veces uno escucha eso. Pero la ciudad
tiene el 100% de agua potable, el 95% de cloacas, el 91% gas natural; en los
últimos cuatro años hemos hecho más de 35 kilómetros de pavimento, procesos de
urbanización en barrios La Milka, Parque, San Cayetano. No hay lugar en San Francisco
donde esta gestión no haya encarado una obra pública o mejora en la calidad de
los servicios. No es que alteramos las prioridades, sino que en la ciudad la
prestación de servicios supera ampliamente la media en la República Argentina,
con la ventaja de tener un gobernador (Martín Llaryora) que es oriundo de acá,
que conoce la realidad. Podemos pensar en obras que transformen lo que fue el
eje fundacional. Estamos convencidos que trabajamos para toda la ciudad, aunque
siempre quedan cosas por hacer. También hay vecinos que eligen vivir en lugres más
alejados donde en aquel momento no se pedían que tuvieran toda la
infraestructura, ahora sí se pide y eso lleva un tiempo para poder llevar el
100% de los servicios a las 8500 hectáreas que tiene el ejido urbano. Estamos
convencidos que la ciudad transita el camino correcto. Como siempre digo,
solemos naturalizar todo lo que pasa en la ciudad como si en todas las ciudades
del país pasara lo mismo.
- ¿Cómo
le llegan las críticas donde además se habla de una situación complicada de la
Municipalidad en materia económica y financiera?
- Cuando uno es oposición esencialmente lo que
le falta es información, muchas veces tiene información parcializada, sesgada y
es habitual sacar conclusiones que no son verdaderas. Descarto la mala fe, sino
que creo que es falta de información. Pero los números se publican, hace varios
meses no escucho hablar de la crisis económica de la Municipalidad. Se ven los
balances, los números, le pagamos a todos los proveedores en tiempo y forma,
cumplimos las obligaciones, no hay cheques devueltos. Recordemos lo que era
antes de 2007, cuando un gobierno de otro signo político gobernaba (en referencia
a Hugo Madonna, de la UCR). La pila de cheques rebotados, el pago de tasas que
se hacían en cuevas fuera del municipio, los sellos de pagados en lugares que
no eran municipales. Además, no se hacía un metro de gas natural porque había
un juicio con una empresa, la planta de líquidos cloacales no funcionaba y no
se podía hacer un metro de cloaca en San Francisco. Entonces, esos mismos dicen
que lo harían mejor, pero fueron la peor administración municipal de la
historia y son los mismos que plantean desde la oposición. Son las reglas de
juego, uno no espera que la oposición felicite sistemáticamente, pero lo que es
incuestionable porque lo muestra la realidad es lo que digo. Cómo se avanzó en
materia de cloacas, en gas, pavimento, cordón cuneta, infraestructura en
general. La única verdad es la realidad y que la ciudad está transformada y que
salió de un periodo con una fuerza política que la dejó en quiebra a un momento
donde no paró de crecer. Siempre auguran un futuro nefasto, se ponen babero,
cuchillo y tenedor, pero ese momento no sucede. Hay que aceptarlo, es parte de
las reglas de la democracia, tampoco es bueno que haya un pensamiento único y
uno aprende a vivir con la discrepancia.
- ¿Qué
proyecta para 2026 y cómo cree que será ese año?
- Será un año igual de complejo que el 2025. Argentina
tiene la posibilidad de generar o vino generando reacciones positivas de la
economía en algunos sectores que ninguno está cerca geográficamente de esta
zona. Todo lo que tiene que ver con la economía de carácter extractivo del
petróleo, gas, litio, cobre, lo que no tiene que ver con nuestra cotidianeidad.
Por eso armamos un viaje con industriales a modo de misión en Vaca Muerta, para
tratar de generar condiciones para que nuestros empresarios vean las oportunidades
que aparecen. La apertura indiscriminada a las importaciones a las pequeñas y
medianas empresas les genera un problema, los lleva a convertirse en
importadores y comercializadores de productos. La preocupación es por la mano
de obra, por la producción industrial. Nosotros como municipio debemos generar equilibrio,
el pequeño superávit tiene que ver con la relación de ingresos y egresos,
debemos ser más austeros con las expectativas de desarrollar obras públicas y
terminar aquellas muy importantes que tiene la ciudad y trabajamos juntos con
la Provincia como la bulevarización de 9 de Julio, la sede de la Universidad
Provincial, la puesta en valor del Parque Cincuentenario. Son los grandes
objetivos. También invertir en tratar de tener un programa de reparación de
calles pavimentadas, porque durante muchas décadas no se hizo; las calles de
tierra que son 1200 cuadras que con cada lluvia se arruinan y lleva su tiempo
recuperarlas. Volver a centrarse en el ABL tradicional de las municipalidades,
estar atento a las demandas crecientes en salud, en asistencia alimentaria
directa que tenemos una suba del 40% en los últimos dos años. Finalmente poder acompañar
al sector productivo, comercial, industrial y de servicios. Vamos a transitar
otro año duro. El vecino de San Francisco es muy exigente y esa permanente
exigencia la mayoría de las veces encuentra respuestas positivas y muchas veces
no es valorado. Pero vivimos mucho mejor que en la gran mayoría que las
ciudades argentinas.