Por Juan Ignacio Baima
El 17 de junio se celebra el día de la
Libertad Latinoamericana, por la fecha en que murió Martín Miguel de Güemes.
Gaucho salteño, caudillo, militar, que con su división de gauchos conocida como
“Los infernales” lideró las luchas por la independencia desde las provincias
que hoy conocemos como Jujuy y Salta. Güemes fue gobernador de Salta, pero su
figura pasaría a la historia por su valentía en la guerra de independencia y en
las guerras civiles. Fue colaborador de San Martín y amigo de Belgrano. Una
figura rutilante en nuestra historia y que a nivel nacional en los últimos años
está teniendo el reconocimiento que merece. Una gesta que no podría imaginar ni
el mejor cineasta para una película.
Martín Miguel Juan de Mata Güemes
Montero de Goyechea y la Corte (Ese era su nombre completo) nació el 8 de
febrero de 1785 en Salta. Estudio en Buenos Aires, en el Real Colegio de San
Carlos. A los 14 años ingresó en el Colegio Militar y participo en Buenos Aires
de la defensa frente a las invasiones inglesas.
Tras la Revolución de Mayo de 1810, se
incorporó a las tropas destinadas al Alto Perú y formó parte de las victorias
en Suipacha. Regreso a Buenos Aires y colaboró en el sitio de Montevideo. Pero
no olvidará su Salta natal, ya que regresó definitivamente en 1815. Gracias a
su vasta experiencia militar, pudo ponerse al frente de la resistencia a los
realistas, organizando al pueblo y militarizando toda la provincia. En 1815 fue
elegido como gobernador, pero sin duda será recordado por otras gestas.

En 1816, apenas iniciadas las sesiones
en el congreso de Tucumán, el director Juan Martín de Pueyrredón inició una
expedición a Salta, tras las sospechas de los porteños que dudaban de la
capacidad militar del caudillo salteño. Pueyrredón quedó tan conforme que
ascendió a Güemes al cargo de Coronel Mayor del ejército. San Martín apoyo la
decisión, confirmando los valores militares y el carisma de Güemes, confiándole
la frontera norte en la guerra de independencia.
A principios de 1817, Güemes fue
informada de que los realistas planeaban una gran invasión a Salta. Una fuerza
de 3500 hombres, veteranos vencedores de las guerras napoleónicas. Güemes puso
a toda la provincia en pie de guerra, organizando un verdadero ejército
popular.
El
1º de marzo de 1817, Güemes logró recuperar Humahuaca y se dispuso a esperar la
invasión. Los realistas acamparon en las cercanías. Habían recibido refuerzos y
ya sumaban 5.400. La estrategia de Güemes será una aparente retirada con tierra
arrasada, pero con un permanente hostigamiento al enemigo con tácticas
guerrilleras. En estas condiciones las fuerzas de La Serna llegaron a Salta el
16 de abril de 1817. El boicot de la población salteña fue absoluto y las
tropas sufrieron permanentes ataques relámpago. El general español comenzó a
preocuparse y sus tropas empezaron a desmoralizarse. No lo ayudaron las
noticias que llegaron desde Chile confirmando la victoria de San Martín en
Chacabuco. De la Serna decidió emprender la retirada hacia el Alto Perú.
Las
victorias de San Martín en Chile y de Güemes en el Norte permitían pensar en
una lógica ofensiva común del ejército del Norte estacionado en Tucumán a las
órdenes de Belgrano y los gauchos salteños hacia el Alto Perú. Pero
lamentablemente las cosas no fueron así. La partida de San Martín hacia Lima,
base de los ejércitos que atacaban a las provincias norteñas, se demorará en
Chile por falta de recursos hasta agosto de 1820. Belgrano, por su parte, será
convocado por el Directorio para combatir a los artiguistas de Santa Fe. Güemes
y sus gauchos estaban otra vez solos frente al ejército español.
En marzo de 1819, se
produjo una nueva invasión realista. Güemes se preparaba nuevamente a resistir.
Sabía que no podía contar con el apoyo porteño: su viejo rival José Rondeau era
el nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas. El panorama de Salta era
desolador. La guerra, permanente, los campos arrasados y la interrupción del
comercio con el Alto Perú habían dejado a la provincia en la miseria.
En 1820, la lucha entre las fuerzas
directoriales y los caudillos del Litoral llegó a su punto culminante con la
victoria de los federales en Cepeda. Caían las autoridades nacionales y
comenzaba una prolongada guerra civil. En ese marco, se produjo una nueva
invasión española. En febrero, el brigadier Canterac ocupó Jujuy y a fines de
mayo logró tomar la ciudad de Salta. San Martín, desde Chile, nombró a Güemes y
le pidió que resistiera y le reiteró su absoluta confianza nombrándolo Jefe del
Ejército de Observación sobre el Perú. A Canterac no le irá mejor que a La
Serna: terminará retirándose hacia al Norte.
El año 1821, fue sumamente duro para
Güemes porque a la amenaza de un nuevo ataque español se sumaron los problemas
derivados de la guerra civil. Güemes debía atender dos frentes militares: al
Norte, los españoles; al Sur, el gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz que,
aliado a los terratenientes salteños, hostigaba permanentemente a Güemes, quién
sería derrotado el 3 de abril de 1821. El Cabildo de Salta, dominado por los
sectores conservadores, aprovechó la ocasión para deponer a Güemes de su cargo
de gobernador. Pero a fines de mayo Güemes irrumpió en la ciudad con sus
gauchos y recuperó el poder. Todos esperaban graves represalias, pero éstas se
limitaron a aumentar los empréstitos forzosos a sus adversarios.
Estas divisiones internas debilitaron el
poder de Güemes y facilitaron la penetración española en territorio norteño.
Los sectores poderosos de Salta no dudaron en ofrecer su colaboración al
enemigo para eliminar a Güemes.
El coronel salteño a las órdenes del
ejército español José María Valdés, alias «Barbarucho», buen conocedor del
terreno, avanzó con sus hombres y ocupó Salta el 7 de junio de 1821. Valdés
contó con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les garantizó el
respeto a sus propiedades.
Güemes estaba refugiado en casa de su
hermana Magdalena Güemes de Tejada, «Macacha». Al escuchar unos disparos,
decidió escapar a caballo pero, en la huida, recibió un balazo en la espalda.
Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical con la intención de
preparar la novena defensa de Salta. Reunió a sus oficiales y les transfirió el
mando y dio las últimas indicaciones. Murió el 17 de junio de 1821 en la Cañada
de la Horqueta. El pueblo salteño concurrió en masa a su entierro en la Capilla
de Chamical y el 22 de julio le brindó el mejor homenaje al jefe de la guerra
gaucha: liderados por el coronel José Antonio Fernández Cornejo, los gauchos de
Güemes derrotaron a «Barbarucho» Valdés y expulsaron para siempre a los
españoles de Salta.
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