Por Juan Ignacio
Baima
Finalmente
el día ha llegado. Cada 9 de julio en nuestro país se celebra un aniversario
por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que en 1816
confirma su salida definitiva del Reino de España, en un proceso de
descolonización que durante el siglo XIX, configuró el mapa de Latinoamérica,
abriendo paso a las nuevas naciones. Repasando los hechos y analizando estos
208 años de aquel día que cambió para siempre los destinos de los habitantes de
este suelo, cabe preguntarnos: ¿Qué es la independencia?; ¿Hasta qué punto
somos independientes?; o en una pregunta más filosófica: ¿Qué es la libertad?
En
1816 convergen dos hechos destacados: la declaración de la independencia de un
nuevo país, hoy llamado Argentina y la organización final del plan de guerra de
José de San Martín, que garantizaría la independencia y llevaría el triunfo de
los revolucionarios más allá de las Provincias Unidas.
El
contexto internacional era sumamente complejo. Para 1816 España se había
liberado de los franceses, el Rey Fernando VII había vuelto al trono y se
predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los
revolucionarios. El ejército realista comenzó a avanzar victoriosamente por
toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas
americanos. En este contexto tan difícil, las Provincias Unidas se juntaron
para decidir qué hacer ante la situación. El Congreso General Constituyente de
las Provincias Unidas se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre
Buenos Aires y las provincias. Este congreso funcionó en la casa de una
importante familia, hoy convertida en Museo de la Independencia.
Cada
provincia eligió un representante cada 15.000 habitantes.¿Cómo llegaban hasta
allí los congresales?. En ese entonces no había caminos construidos y la gente
viajaba en carretas tiradas por mulas o en diligencias. El viaje de Buenos
Aires a Tucumán por ejemplo, duraba entre 25 y 30 días.
Las
sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de
33 diputados de diferentes provincias en un territorio bien diferente a lo que
hoy es Argentina. Por ejemplo: Charcas, hoy parte de Bolivia, envió un
representante. En cambio Entre Ríos, Corrientes y Santa Fé no participaron del
congreso porque estaban enfrentadas con Buenos Aires y en ese entonces
integraban la Liga de los Pueblos Libres junto con la Banda Oriental (Uruguay),
bajo el mando de José Gervasio Artigas.
Lo
fundamental del Congreso fue que el 9 de julio de 1816 los representantes
firmaron la declaración de la independencia de las Provincias Unidas en
Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de
una nación libre e independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y
metrópoli” y de “toda dominación
extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la
Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad
de emancipación. La proclama es conocida como el documento fundacional de
nuestro país. Cabe destacar que la oración “toda dominación extranjera” se
agregó luego en la proclama, para evitar cualquier especulación del rey de
Portugal.
El
día 10 de julio se organizó una fiesta exclusiva, que comenzó a las 9 de la
mañana con la celebración de la misa donde asistieron los principales
referentes de la sociedad tucumana. El 21 de julio se llevó a cabo una fiesta
popular, donde hombres , mujeres y niños asistieron al campo donde había
transcurrido la batalla de Tucumán, constituyéndose así la primera celebración
del proceso revolucionario por parte de la comunidad, donde Manuel Belgrano y
el gobernador Araoz brindaron sus primeros discursos valorando el patriotismo
de los combatientes y convocando al apoyo del pueblo.
Respecto
a la historia de los festejos conmemorativos, cuando asumió Bernardino
Rivadavia, en 1826, fueron suprimidos y restaurados luego por Juan Manuel de
Rosas en 1835 por decreto. Cuando se cumplieron los 50 años, el 9 de julio de
1866 se estaba librando la guerra de la triple alianza, por lo que tampoco hubo
festejos. Durante 1916, para el centenario, se estaba desarrollando la I Guerra
Mundial, por lo tanto no tuvimos visitas internacionales. El presidente
Victorino de la Plaza ni siquiera asistió a los actos. Para los 150 años, el
presidente Illía tenía un festejo preparado, pero su gobierno en junio fue
destituido. Ese año la celebración fue un desfile militar por la Av.
Libertador.
Volviendo
a la declaración de la independencia, las discusiones de los diputados giraron
en torno al dictado de una constitución y a la forma de gobierno y Estado que
debía adoptarse. La situación de guerra con la monarquía española, la
restauración absolutista de España y la creciente injerencia del reino de
Portugal, hizo pensar a varios diputados, influenciados por las ideas de Manuel
Belgrano, en instaurar una monarquía Inca. Esta posición fue descartada por los
republicanos. A este conflicto se suscitó uno de mayor envergadura: La forma de
Estado Federal o Unitaria, lo que desembocó en décadas de guerra civil.
En la Argentina de hoy, ¿Somos independientes?
El
día de hoy se da, como casi siempre, en un contexto de receso en las escuelas,
por lo tanto los actos conmemorativos a esta fecha sucedieron días atrás. Al
ser docente escucho en ellos que el ser independiente es una construcción de
todos los días, o por lo menos eso leen los profes en las palabras alusivas.
¿Qué es ser independientes?.
La
Real Academia Española define la palabra como “Quién sostiene sus derechos u
opiniones sin admitir intervención ajena”. Desde estas palabras parece
sencillo, pero el proceso emancipatorio que alejó a extranjeros, dividió a los
propios. Permanentemente nuestra Argentina permaneció dividida tanto en lo
político, como social y económico. Rivalidades que como un Boca-River forjaron
una avenida ancha como la 9 de Julio donde tenes que encontrarte de un solo
lado.
Pasaron
los años y la emancipación del Reino de España acercó a otras potencias, donde
Gran Bretaña primero y Estados Unidos después (y al día de hoy continúa) han
marcado su injerencia en nuestro continente y nuestro país. La injerencia de
ideologías que han llevado muchas veces
a la avaricia de quienes de manera libre designamos para quienes decidan y
mueven los hilos de esta gran patria, tienen la influencia de esas potencias, que
se movilizan para obtener rápido aquello que prestaron, y el interés siempre se
paga en el barro, en las calles, todo se basa en generar divisa extranjera para
continuar pagando. ¿Dónde está la independencia en estos casos?, ¿Quién posee
la verdad en los designios de la Argentina?.
El
gran José Hérnandez, que en su Martín Fierro pone de manifiesto la figura del
gaucho, una figura nacional, recita “Los
hermanos sean unidos, por que esa es la ley primera. Tengan unión verdadera, en
cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de
ajuera”. Vale la pena poner toda la frase, porque, en mi opinión considero
que esto ha sido una verdadera constante en nuestra historia, tanto pasada como
la más reciente. El hecho que comenzó como una Nación libre e independiente, ha
traído sus consecuencias, como sucede con cualquier emancipación. Acá un
especial cuidado en mis comentarios, porque no digo que independizarse haya
sido un hecho menor, pero la deuda en ser plenamente libres está presente.
Para
ir cerrando esta nota, que espero se tomen unos breves minutos para leer, no me
parece tan desacertada aquella frase que leen en los actos. La libertad que
hemos conquistado hace 208 años ya, se convierte además de un derecho, en una
responsabilidad. Ser responsables es construir desde nuestra comunidad y,
deseando que se traslade a nuestros representantes, un país verdaderamente
independiente, que se preocupa por educar a nuestros niños y jóvenes,
preparando las presentes y futuras generaciones, un país que vele por los
intereses de todos, donde el trabajo y el estudio sean las principales fuentes
de energía para levantar a una nación libre. Donde la búsqueda del bien común
no se confunda con una ideología política sino que sea la principal base para repuntar
una patria libre de 45 millones. Demostremos que somos las Provincias Unidas
del Sud, para que nadie de afuera nos devore. Construyamos independencia, todos
los días.
Leé más columnas de Juan Ignacio Baima en su blog personal: Giro Permanente