Nicolás Albera
Matías
Grosso (33) y Jeremías
Marcolini (30) aclaran que no buscan protagonismo, solo hacer lo que les
gusta: música. No quieren flashes, no buscan aplausos, solo tocar melodías que
suenen de fondo para que un público que muchas veces les da la espalda mientras
disfruta de una charla íntima, un trago o una comida.
Grosso es trompetista y Marcolini guitarrista.
Ambos conforman el dúo Blues Sin
Frontera y hacen música instrumental poniendo en escena un variado
repertorio blusero pero también apelando al jazz y a su fusión con otros
estilos como el tango, la música clásica, el reggae y el bossa nova. Acompañan,
transforman la experiencia sensorial de los demás en ese momento, aunque no
sean el centro de atención.
“Lo que hacemos nosotros es musicalizar el
momento, es lo fundamental del proyecto. No buscamos protagonismo”, asume
Grosso en diálogo con Up. Pero,
¿dónde queda el ego del artista?, preguntó este medio. “Lo charlamos varias
veces, pero hacemos lo que nos gusta y nos pagan por eso, que no es poco”,
responde.
Marcolini añade que tampoco piden aplausos,
claro que si vienen se agradecen. Recuerda que el proyecto nació seis meses
atrás pero mutó y mucho en esa búsqueda de lograr algo novedoso, al menos para
estas tierras. Había más instrumentos y hasta una vocalista, pero no prosperó
esa idea. En esa búsqueda de identidad pasaron la zaranda y quedaron ellos: así
armaron el dúo y casi todos los fines de semana tienen un evento donde tocar. De
fondo, siempre de fondo.
“Queremos que la gente se relaje, que disfrute
sin que le digamos ‘escuchame’... la música está ahí, formando parte del
ambiente”, manifiestan.
Desde bares hasta colaciones de grado
Uno de los lugares que les abrió la puerta para
llevar esta experiencia de música instrumental es Complemento Club House (Bv. 25 de Mayo 2036 | Jockey Club), en
degustaciones de vino y de comidas. Este sábado, harán un “sunset” en Baco Wine Bar (España 112) y hasta los
llamaron para tocar en una colación de grado estudiantil, lo que será una
experiencia diferente.
El dúo utiliza una pista e improvisa por escala
con la trompeta y la guitarra. Han llegado a tocar hasta unas cinco horas en
continuado: “Apelamos a la inspiración, lo tomamos muchas veces como un ensayo porque
improvisamos. Buscamos que fluya en el momento”, explica Marcolini.
Jóvenes pero con experiencia
Grosso nació en Porteña y hace música desde los
7 años. Sus primeros pasos los dio en la Banda Juvenil de su pueblo. Luego estudió
en el Conservatorio Superior de Música “Félix T. Garzón”, hizo masterclass con
profesores europeos y de Estados Unidos. Volvió a su lugar natal y tocó en la
Banda Juvenil de San Francisco; también tuvo un paso de dos años por Montevideo
(Uruguay) donde reconoce haber hecho un clic en lo musical estudiando con el
reconocido saxofonista, compositor y educador uruguayo Liber Galloso.
El recorrido de Marcolini fue diferente. Empezó
de más grande, a los 20 años. Del palo del rock, recuerda que un guitarrista de
blues -Stevie Ray Vaughan- le voló la cabeza. Eso le dio paso a comprarse una
guitarra eléctrica y un amplificador. Así empezó. Desembarcó a los 22 en Villa
María para estudiar Medicina, hizo un año de carrera pero lo suyo no eran los
instrumentos quirúrgicos sino los musicales. Ingresó al conservatorio, entabló
relaciones con músicos y a la guitarra le sumó el contrabajo.
Proyección
Blues Sin Frontera tiene desafíos más grandes. Si
bien se sienten cómodos haciendo algo novedoso en San Francisco y la región, su
norte está en ciudades más grandes. Anhelan tocar en Córdoba, Rosario, Buenos
Aires, Montevideo y Punta del Este, por mencionar algunas.
“Queremos hacer la triple frontera, apuntamos a
eventos empresariales, allí hay muchos restaurantes para hacer lo que hacemos. Tenemos
una proyección importante. La intención es enfocarnos en eso, en poco tiempo
nos establecimos donde queríamos, pero tenemos el anhelo de llegar a esos
lugares”, dijeron los integrantes del dúo.