Romina Carnevale llegó
a San Francisco de casualidad. Lo hizo con pocos días de vida, por lo que ni se
enteró. Nació en Mendoza pero su madre optó por darle una mejor vida, o, al
menos, una vida que ella no podría darle en ese momento. Así dejó un paisaje de
montañas con picos nevados para crecer en la verde llanura.
Su vida
en nuestra ciudad tampoco le fue fácil de niña. A los 4 años perdió a su mamá
adoptiva y quedó al cuidado de su papá, quien falleció cuando la joven tenía
18. Pese a ese poco tiempo que los tuvo, reconoce que jamás le faltó amor, y
eso la sostuvo.
Carnevale
mira hacia atrás y entiende que su historia de vida pese haber sido muy dura la
fortaleció. Hoy disfruta de su profesión, ya que se convirtió en una destacad
organizadora de eventos con su empresa Dreamed Moments (Momentos Soñados).
Estudió
en Buenos Aires con Ramiro Arzuaga, decorador y organizador de fiestas para muchos
famosos. Gracias a ese contacto, Romina pudo estar presente en la Fiesta de la
Revista Gente y en el cumple de 15 del hijo de Florencia Peña. Sin embargo,
destaca que en San Francisco no tiene mucho que envidiarle a otras ciudades más
grandes, ya que existe “un altísimo nivel” al momento de organizar un evento.
“Mi
trabajo con cada cliente es muy personalizado. Me encanta hablar con la gente,
por lo que cada evento es muy particular. Siempre tratamos de innovar en todos
los aspectos, desde el catering, fotografía, decoración y hasta el Dj”, describió
en una entrevista con Up.
Pese al
contexto crítico de la economía, Carnevalle explicó que al momento de organizar
un evento, quien la contrata trata de dejar de lado ese aspecto: “Tenemos dos
propuestas económicas y hace casi dos años que no las usamos. Todos nos piden
combos más grandes. Sé por colegas que les bajaron los pedidos, pero en nuestro
caso tenemos casi toda la agenda cargada para el resto del año”, remarcó.
- ¿Cómo ingresaste al mundo de la organización de
eventos?
- Hace
nueve años atrás. Tenía que salir de mi casa y hacer algo porque era mamá
primeriza y no había terminado los estudios universitarios. Y una luz me marcó los
eventos, entonces empecé a estudiar. Siempre me costó mucho porque era una
carrera privada, yo no trabajaba y tenía mi hija. Habían fallecido mis padres
por lo que era bastante duro.
- Sin embargo pudiste recibirte y montar tu empresa
Dreamed Moments.
- Sí,
recuerdo que en la etapa final de la carrera nos dieron como trabajo práctico
crear una empresa, y ahí surgió Dreamed Moments que es Momentos Soñados en
castellano. Obvio que fue sin pensar que esto iba a ser lo que es hoy. Empecé a
publicar en mis redes y muchos me empezaron a preguntar si hacía fiestas y de
entrada dije que sí. Me animé, la gente empezó a confiar en mí y tengo que
agradecer al equipo que me acompañó y me orientó en los primeros pasos.
- ¿Cómo fue ese andar para ir creciendo?
- Arrancamos
con la decoración, después sumamos la elaboración de tarjetas de invitación.
Fuimos subiendo de nivel, agregamos fotógrafo, Dj, e incorporamos la cabina y
muchas otras alternativas para los eventos. Hoy ya tenemos una empresa
totalmente consolidada y la gente viene y no se tiene que ocupar de nada.
- ¿Qué tipo de servicio ofrecen?
- Ofrecemos
servicio completo para cualquier tipo de eventos, desde un 15, recepción, una
boda o fiesta de 50. Con todos trabajamos de forma profesional y contamos con
diferentes tipos de presupuesto, desde lo básico para el que no puede o no
quiere gastar tanto, hasta algo premium para los que quieren la fiesta del
siglo.
Empezar desde abajo
Carnevalle
decidió jugársela por un proyecto personal que poco a poco fue creciendo hasta
lograr instalarse en un rubro competitivo y en constante auge. Cuenta con una
agenda cargada para los próximos meses y agradece a todas las personas que la
acompañan y confían en su servicio.
- ¿Qué mensaje le das a los que están iniciando y creen
que es imposible crecer?
- Siempre
se puede lograr lo que uno anhela. Yo empecé de muy abajo y me pasé noches
estudiando con la nena en upa. Empecé con una motito yendo a un evento chiquito
y hoy por hoy tenemos dos depósitos, vehículos para traslado, oficina (Moreno
112) y un gran equipo para poder trabajar en grandes fiestas de hasta 300 kilómetros
a la redonda.
- ¿Hay buen nivel en San Francisco en el rubro?
- Estuve
en eventos de alto nivel en Buenos Aires como la Fiesta de Revista Gente, los
15 años el hijo de Flor Peña, y podemos decir que San Francisco un alto nivel
en la organización de eventos con la iluminación, pantallas, las tendencias.
Todo el tiempo hay que invertir, traer cosas nuevas y moviendo contactos para
crear nuevas ideas que surgen.
La adopción y la decisión de buscar a su familia
biológica
Romina fue
dada en adopción por su madre biológica en Mendoza y al poco tiempo la adoptó
una pareja de San Francisco. La vida le dio un golpe duro desde muy pequeña
cuando su madre adoptiva falleció y quedó al cuidado exclusivo de su padre.
- Fuiste adoptada, ¿cómo fue tu historia para llegar acá?
- Soy
mendocina, me adoptó una familia de San Francisco cuando tenía solo 20 días. La
vida fue bastante cruel porque mi mamá falleció cuando tenía 4 años y mi papá a
los 18. Ellos nunca me ocultaron nada, siempre me dijeron que era adoptada y
uno de los pedidos de mi papá antes de fallecer fue que busque a mi familia
biológica. Por más que no tuve mamá, nunca me faltó el amor de familia, porque
mi papá se encargó de todo.
- ¿Y fuiste por tu pasado?
- Mi
pareja, Leonardo, tuvo la iniciativa de impulsar ese deseo y llevarme a buscar
a mi mamá biológica. Después de tres meses de búsqueda y viajes a Mendoza la
encontré. Pasé de ser hija única a tener siete hermanos. Tengo contactos
actualmente con ellos, no es lo más fluido porque la distancia por ahí no
ayuda.
- ¿Qué reflexión hacés de lo vivido?
- Siempre
pensé que eran otras épocas. Me enseñaron que tenía que perdonar y no tener
rencor, y si ella me dio en adopción era lo mejor para mí. Entonces después de encontrarla y saber la historia
de mis hermanos, que sufrieron y no tuvieron una situación económica buena, por
ahí agradezco haber conocido a una familia que me dio todo el amor del mundo.
Pero, por otro lado, hoy soy mamá y me pongo a pensar que no podría dar nunca a
mi hija.